Por: Rogelio Segovia
Socio Director de THINK TALENT
El 2024 fue un año marcado por transformaciones aceleradas, desafíos económicos y el cuestionamiento de paradigmas laborales y sociales. Desde la inteligencia artificial hasta las dinámicas generacionales, cada mes ofreció reflexiones y aprendizajes cruciales sobre liderazgo, talento y el futuro del trabajo.
El Foro Económico Mundial en enero estableció un tono de alerta y esperanza al señalar cómo la inteligencia artificial generativa (IAG) impacta el empleo global: 40 % de trabajos expuestos a la IA y una reconfiguración inevitable de habilidades laborales en los próximos cinco años. Se evidenció la urgencia de desarrollar talento adaptable, mientras que las altas tasas de rotación laboral alcanzan cifras históricas.
En marzo, el enfoque giró hacia la equidad de género. Aunque las mujeres representan más del 50 % de estudiantes universitarias, su inserción en el mercado laboral mexicano enfrenta obstáculos: solo el 13 % ocupa posiciones en consejos directivos y el 4 % alcanza roles de CEO. La “pena de maternidad” persiste, y el trabajo no remunerado sigue siendo una barrera oculta pero determinante.
La Generación Z continuó transformando las dinámicas laborales. A lo largo del año, esta generación demostró que busca propósito, flexibilidad y equilibrio vida-trabajo. Sin embargo, fenómenos como el ghosting laboral y la soledad entre jóvenes empleados también reflejan las tensiones de un entorno híbrido que aún no logra satisfacer sus necesidades sociales y profesionales.
En junio, la elección histórica de Claudia Sheinbaum como presidenta de México trajo consigo nuevos debates sobre gobernabilidad y participación ciudadana. Paralelamente, la IA siguió protagonizando la discusión global, con advertencias sobre riesgos existenciales y la necesidad de regulaciones éticas que equilibren progreso y responsabilidad.
El verano resaltó la necesidad de sucesiones efectivas en empresas. Los casos de Starbucks y Disney evidenciaron el alto costo de no desarrollar talento interno, tanto en términos económicos como en cultura organizacional. Al mismo tiempo, la discusión sobre la desconexión de los líderes en vacaciones puso en tela de juicio los límites entre descanso y productividad en la era digital.
En septiembre, las reformas al poder judicial encendieron alarmas sobre la estabilidad democrática y económica del país, mientras que la preparación para crisis económicas emergentes se volvió una prioridad para líderes organizacionales. La resiliencia, más que nunca, se posicionó como una competencia crítica.
El último trimestre trajo reflexiones sobre el impacto de la tecnología y la salud mental. Desde el burnout digital hasta el riesgo de “falsa productividad”, las organizaciones enfrentaron la necesidad de rehumanizar sus entornos laborales. Modelos innovadores, como el trabajo flexible desde el extranjero, emergieron como alternativas viables para retener talento y fomentar la creatividad.
Finalmente, la inteligencia artificial cerró el año como protagonista indiscutible. Si bien genera temores sobre su impacto en empleos tradicionales, también ofrece soluciones revolucionarias en medicina, educación y productividad. El reto radica en implementarla sin perder de vista la dignidad humana y la equidad.
El 2024 fue un año de retos y oportunidades. La clave para el 2025 será actuar con liderazgo consciente, desarrollando talento humano, adoptando tecnologías de manera ética y promoviendo entornos laborales resilientes y equitativos. Como sociedad y como líderes, estamos llamados a transformar el presente para construir un futuro más justo y sostenible.
---Por cierto, felices fiestas y nos leemos en enero con PEOPLE TRENDS.
---𝚁𝚘𝚐𝚎𝚕𝚒𝚘 𝚂𝚎𝚐𝚘𝚟𝚒𝚊, 𝙳𝚘𝚌𝚝𝚘𝚛 𝚎𝚗 𝙵𝚒𝚕𝚘𝚜𝚘𝚏í𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝙰𝚌𝚎𝚗𝚝𝚞𝚊𝚌𝚒ó𝚗 𝚎𝚗 𝙴𝚜𝚝𝚞𝚍𝚒𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝙲𝚞𝚕𝚝𝚞𝚛𝚊, 𝚎𝚜 𝚏𝚞𝚗𝚍𝚊𝚍𝚘𝚛 𝚍𝚎 𝙷𝚞𝚖𝚊𝚗 𝙻𝚎𝚊𝚍𝚎𝚛, 𝚂𝚘𝚌𝚒𝚘-𝙳𝚒𝚛𝚎𝚌𝚝𝚘𝚛 𝚍𝚎 𝚃𝚑𝚒𝚗𝚔 𝚃𝚊𝚕𝚎𝚗𝚝, 𝙿𝚛𝚘𝚏𝚎𝚜𝚘𝚛 𝚍𝚎 𝙲á𝚝𝚎𝚍𝚛𝚊 𝚍𝚎𝚕 𝙸𝚃𝙴𝚂𝙼 𝚢 𝙿𝚛𝚎𝚜𝚒𝚍𝚎𝚗𝚝𝚎 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝙲𝚘𝚖𝚒𝚜𝚒ó𝚗 𝚍𝚎 𝚁𝚎𝚌𝚞𝚛𝚜𝚘𝚜 𝙷𝚞𝚖𝚊𝚗𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝙲𝙾𝙿𝙰𝚁𝙼𝙴𝚇, 𝙽𝚞𝚎𝚟𝚘 𝙻𝚎ó𝚗---
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